miércoles, 6 de mayo de 2009

Resumen de lectura (Benveniste)

Benveniste, E. (1971), Problemas de lingüística general, I, México, Siglo XXI.

Las condiciones de empleo de las formas no son idénticas a las condiciones de empleo de la lengua.
La ENUNCIACIÓN es poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización. La relación entre el locutor y la lengua determina las características lingüísticas de la enunciación.
Este proceso (la enunciación) puede ser estudiado de tres modos:
1. La realización vocal de la lengua.
2. Cómo el “sentido” se forma en “palabras”. La enunciación es la conversión individual de la lengua en discurso.
3. Definición de la enunciación en el marco forma de su realización. Antes de la enunciación la lengua no es más que la posibilidad de la lengua. La enunciación es un proceso de “apropiación” (el locutor se apropia del aparato formal de la lengua) y una “alocución” (postula un alocutario, alguien a quien dirigirse) y un proceso de referencia. La presencia del locutor en su enunciación se manifiesta en una serie de formas específicas que ponen al locutor en relación con su enunciación (indicios de la “ostensión”: pronombres personales, demostrativos, formas temporales), términos de intimación (órdenes) y de aserción. Hay entidades que tienen en la lengua su estatuto pleno y permanente y aquellas que, emanadas de la enunciación, sólo existen en la red de “individuos” que la enunciación crea y en relación con el “aquí-ahora” del locutor.
Lo que en general caracteriza a la enunciación es la “acentuación de la relación discursiva al interlocutor”: se forma un cuadro figurativo: figura-fuente-meta de la enunciación: diálogo. (El monólogo es una variante del diálogo).
La función fática: desempeña una función social: la lengua no funciona como medio de transmisión del pensamiento. La situación entera consiste en acontecimientos lingüísticos.
De la subjetividad en el lenguaje
El lenguaje es instrumento de comunicación:
- Porque es empleado así: los hombres no han encontrado un medio mejor para comunicarse.
- Es dudosa su condición de instrumento porque, a diferencia de los instrumentos, el lenguaje está en la naturaleza del hombre, no se ha fabricado. Es en y por el lenguaje como el hombre se construye como sujeto. Aquí se entiende la subjetividad como la capacidad del locutor de plantearse como sujeto. La subjetividad no es más que la emergencia en el ser de una propiedad fundamental del lenguaje: es “ego” quien dice “ego”.
El lenguaje sólo es posible porque cada interlocutor se pone como sujeto y remite a sí mismo como “yo” en su discurso. El “yo” se crea en alocución a un “tú”.
- El lenguaje está marcado profundamente por la expresión de la subjetividad.
El lenguaje está organizado de tal forma que permite a cada locutor apropiarse la lengua entera designándose como “yo”.
El lenguaje es pues la posibilidad de la subjetividad, por contener siempre las formas lingüísticas apropiadas a su expresión. El lenguaje propone en cierto modo formas “vacías” que cada locutor en ejercicio de discurso se apropia y que se refieren a su persona.
TESTIMONIOS DE LA SUBJETIVIDAD DEL LENGUAJE:
- la DEIXIS organiza las relaciones espaciales y temporales en torno al sujeto tomado como punto de referencia: los pronombres personales, el tiempo (el presente es siempre el tiempo en que se halla el hablante; el tiempo es “sui-referencial”).
o Los PRONOMBRES PERSONALES son palabras que escapan al estatuto de todos los signos del lenguaje: “yo” se refiere al acto de discurso individual en que es pronunciado, y cuyo locutor designa. La realidad a la que remite es la realidad del discurso.
- VERBOS COMO “YO CREO”, que escapan a la permanencia del sentido en el cambio de las personas. “Yo creo” convierte” en una enunciación subjetiva el hecho afirmado impersonalmente; “yo siento” sólo describe. “Yo supongo”: adopto determinada actitud ante el enunciado que sigue.
- VERBOS DE PALABRA: denotan por su sentido un acto individual de alcance social: “yo juro”: es una forma de valor singular, porque carga sobre quien se enuncia “yo” la realidad del juramente. La enunciación se identifica con el acto mismo. En tanto que “yo juro” es un comprometerme, “él jura” no es más que una descripción, en el mismo plano que “él corre, él fuma”.

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