lunes, 15 de junio de 2009

Una reflexión sobre el blog


Este blog surgió por tres motivos: porque tenía que preparar un portafolios para la asignatura optativa de Pragmática; porque me animó mi amiga Coralie; porque enseguida me entusiasmó la idea de que otros pudieran leer e interesarse por lo que yo había escrito. He intentado que reflejara mi trabajo sobre la asignatura, tanto lo relativo a las lecturas como a las aplicaciones prácticas. Tengo que confesar que he llevado el blog a mi terreno: a la literatura, a la música, a las imágenes; en él aparecen escenas de mis series favoritas, como Los simpsons o Los soprano; algunos de los escritores que más admiro, Muñoz Molina y Quim Monzó; uno de mis cantautores preferidos, Serrat. Hay incluso una entrada de crítica social, la última, cuando ya no pensaba incorporar nada más al blog antes de que sea evaluado. Un día, mientras recogía la compra del Eroski, me llamó la atención el deíctico de la marca de los flanes...

Hay un poco de todo. Antes de que sea calificado, tengo que confesar que me lo he pasado bien haciéndolo, descubriendo que algunas de las canciones que he escuchado muchas veces o de los libros que leo juegan con conceptos relacionados con la Pragmática, desde la deixis a las máximas. Las lecturas me han servido de base para analizar textos, viñetas, canciones, escenas de series o películas, carteles de la guerra civil, noticias: a veces, cuando leía a Escandell o a Hernández Sacristán, se me encendía una bombillita y recordaba aquel capítulo de aquel libro...

Me ha soprendido encontrarme de pronto con un seguidor: ¡realmente hay alguien que me lee y que, al parecer, le gusta lo que escribo! (Ya que Coralie, seguramente, me seguía solo por buena educación: por cortesía positiva, por mostrar su aprecio hacia mí). Eso me ha animado y las últimas entradas las he publicado con algo más de ilusión, no solo con el deseo de aplicar con propiedad los conceptos recién asimilados de Pragmática y con la satisfacción de analizar y reflexionar sobre un hecho lingüístico (a algunos barra algunas nos pierde analizar y reflexionar, aunque rara vez lo hagamos en voz alta, delante de más gente).

Y en fin, ahí queda también el diario de clases, quedan Facundo, Santiago, Alexandra, Sandrine y todos los demás, sus exposiciones, los debates improvisados, la también improvisada clase al sol.

Esta reflexión no es una despedida; solo una reflexión sobre la curiosa experiencia de crear y mantener un blog, algo que no había hecho para ninguna asignatura de la carrera. A punto de terminar Filología Hispánica, voy a hacer click ahora sobre "publicar entrada", quién me lo iba a decir cuando releía el Quijote o hacía mecánicas y tediosas transcripciones fonéticas.

Me alegro de enseñarle mi portafolios a todo el mundo. Comunicar es una necesidad que a veces se convierte en un privilegio.

Se lo había buscado


Esta mañana entro en la web del diario El país y me encuentro con la siguiente noticia:

Muere un hombre que huía de la Guardia Civil tras ser disparado por un agente.

El fugado llevaba dos días en busca y captura tras haberse saltado varios controles policiales


F. J. BARROSO - Madrid - 15/06/2009


Un hombre de 38 años y nacionalidad española murió la pasada noche en Villamanta tras recibir un disparo de un guardia civil al que intentó atropellar durante una huida que había comenzado en Avila. El suceso ocurrió sobre las 23.00 de la pasada madrugada en Villamanta, cercana a Navalcarnero, donde el agente disparó al conductor de un vehículo que se había dado a la fuga en dos controles y que había sacado de la carretera a un coche de la Guardia Civil, hiriendo de gravedad a sus dos ocupantes.

El conductor huía desde la localidad abulense de Sotillo de la Adrada, cercana al límite con Madrid, en la que una dotación de la Guardia Civil le dio el alto y el conductor, en lugar de parar, intentó atropellar a los agentes y huyó.

Los agentes avisaron al resto de unidades de la zona que localizaron al huido en la carretera M-501. La patrulla trató de darle el alto a la altura de la localidad de Navas del Rey (Madrid) pero el fugado también los sacó de la carretera, hiriéndolos de gravedad.

Finalmente, en la misma carretera, otra patrulla consiguió inmovilizar el coche, momento en el que el fugado aprisionó a uno de los guardias civiles entre los dos automóviles. Cuando el compañero del agente observó el peligro que corría, disparó al hombre, que murió en el acto.

El huido, que tiene múltiples antecedentes, llevaba dos días en búsqueda y captura tras saltarse varios controles.


No voy a hacer un análisis detallado de cada uno de los enunciados del texto y de sus implicaturas; simplemente quería decir que, como "lingüista", advierto el siguiente mensaje detrás de la noticia: "se lo había buscado". Y es que todo parece justificar la actuación del guardia civil que (y esto es lo que hizo, realmente) se cargó a tiros a un chico de 38 años. Pero este hombre no fue asesinado por un guardia civil: "murió" (el titular dice "muere un hombre"); un "culpable" ("que huía de la guardia civil"). Fue asesinado... pero no se expresa así, sino "tras ser disparado". Queda mucho más fino.

Un guardia civil lo mató a tiros... pero él se lo había buscado: su asesino fue "un guardia civil al que intentó atropellar durante una huida que había comenzado en Avila": lo intentó atropellar, estaba huyendo y su fuga estaba siendo muy larga: había comenzado en Ávila y estaban ya en Villamanta. Más datos que justifican la culpabilidad del asesinado: "se había dado a la fuga en dos controles y que había sacado de la carretera a un coche de la Guardia Civil, hiriendo de gravedad a sus dos ocupantes." ¿Qué hay detrás de este enunciado, esto es, qué implicaturas se pueden advertir? Lo dicho, que se lo merecía, que era "el malo de la película" y que el guardia civil actuó como debía...

El autor de la noticia se posiciona con toda claridad a favor de los defensores del orden:

"una dotación de la Guardia Civil le dio el alto y el conductor, en lugar de parar, intentó atropellar a los agentes y huyó"; "pero el fugado también los sacó de la carretera, hiriéndolos de gravedad". Su defensa es muy sutil... pero no hay duda de que al periodista le indigna el comportamiento del fugado; realmente se estaba portando muy mal, se mereció lo que le pasó.

Ahora viene la justificación del acto del agente: obsérvese que se emplea una estructura causal, donde el miembro causa indica por qué hizo eso, la razón, el motivo; esto es, había una causa justificada para hacer lo que hizo: "Cuando el compañero del agente observó el peligro que corría, disparó al hombre, que murió en el acto." El guardia civil no lo mató: le "disparó" y el otro "murió en el acto". Que no es lo mismo.

Y por si quedaba alguna duda de que a este hombre lo mejor era apartarlo (radicalmente) de la sociedad: "El huido, que tiene múltiples antecedentes, llevaba dos días en búsqueda y captura tras saltarse varios controles."

Que sí, que nos han convencido a todos: qué bien hizo el guardia civil.

domingo, 14 de junio de 2009

La cortesía y Serrat

La cortesía lingüística es un tipo concreto de cortesía: el conjunto de estrategias utilizadas para evitar conflictos entre quienes participan en la conversación. Para introducirnos en el tema (y para distendernos un poco y, sobre todo, para escuchar a Serrat) aquí dejo esta canción (deliciosamente irónica), que nos da unas cuantas lecciones sobre cómo comportarnos en sociedad.

sábado, 13 de junio de 2009

No saben lo que dicen

La canción de Jarabe de Palo "Dicen" es una buena muestra de cómo muchas veces cuando una persona habla en realidad está hablando de lo que otros han hablado. Como explica Graciela Reyes al parafrasear la teoría de Ducrot:

Ducrot por su parte demuestra que el personaje construido en el acto de hablar se expresa valiéndose de otros personajes, otras voces (“teoría polifónica del enunciado”). El “yo” del discurso presenta a otro u otros a lo largo del discurso.
La polifonía del enunciado se manifiesta también en la creación de “enunciadores” por parte del locutor. El hablante da existencia a enunciadores cuyos puntos de vista y actitudes él organiza y concierta (opinión de un grupo, de una ideología, etc.) o no identificables (los puntos de vista de todos, los lugares comunes, etc.). Para hacer hablar a los “enunciadores” dentro del enunciado, el español cuenta entre otras cosas con el subjuntivo, que sirve para afirmar lo que ya ha afirmado otro.


Pues bien, en esta canción el yo hablante se dedica precisamente a hablar de lo que dicen otros, esto es, desacredita y ataca la opinión de otros enunciadores. De ahí que el título de la canción sea precisamente "dicen", verbo dicendi que alude al acto de enunciación de "otros", de una tercera persona del plural de referente inconcreto. El locutor se desmarca así de la opinión general, asumiendo el papel del que va "contracorriente", del que se rebela contra las convenciones impuestas por la sociedad.

Y es que "no saben lo que dicen..."

viernes, 12 de junio de 2009

Máximas, literatura, música y humor

Como afirma Graciela Reyes "Los juegos de palabras, la ironía, escribir poemas etc. son actividades que parecen desafiar las normas de cooperación lingüística. No se violan las máximas, sino que se burlan." Por eso creo que una forma simpática de ilustrar (y así también falicitar la memorización) de las máximas es aportar ejemplos divertidos o curiosos en los que estas no se respetan.

1. MÁXIMA DE CANTIDAD
Da la cantidad correcta de información:
i) Haz que tu contribución sea lo informativa que se requiere (para los propósitos de ese momento del intercambio).
ii) No hagas que tu contribución sea más informativa de lo requerido.

Se burla en "Instrucciones para subir una escalera" de Julio Cortázar, pues obviamente la información que se ofrece es excesiva para lo que se requiere. Nadie había pensado antes de Cortázar que subir una escalera necesitase tantas instrucciones.

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.


Y por si nos queda alguna duda de cómo se sube una escalera, este vídeo nos lo explica:





2. MÁXIMA DE CUALIDAD

Intenta hacer que tu contribución sea verdadera:
i) No digas lo que creas que es falso.
ii) No digas nada de lo que no tengas pruebas adecuadas.

Las metáforas son una violación clara de la máxima de cualidad, pues lo que se dice no es cierto, ya que se utiliza un término falso en lugar del real. Las metáforas más divertidas que se conocen son las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, definidas por el propio autor como metáfora + humor; algunas de ellas, en realiad, no son metáforas, sino observaciones ingeniosas de la realidad... que no dejan de ser falsas:

Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.

Los nudistas llevan en la mano un diario por si llega una visita.

Los tornillos son clavos peinados con la raya al medio.

El cometa es una estrella a la que se le ha deshecho el moño.

El murciélago vuela con la capa puesta.

La mosca se posa sobre lo escrito, lo lee y se va como despreciando lo que ha leído. ¡Es el más exigente crítico literario!

La jirafa es un caballo alargado por la curiosidad.

¿Y si las hormigas fuesen ya los marcianos establecidos en la tierra?

La morcilla es un chorizo lúgubre.

Conferencia: la más larga despedida que se conoce.



3. MÁXIMA DE RELACIÓN
Haz que tu contribución sea relevante

Un ejemplo muy claro de violación de esta máxima es el teatro del absurdo, representado por Beckett o Ionescu. Aquí vamos a fijarnos en algo más divertido, aunque igual de absurdo: la letra de muchas canciones infantiles. Como se observará en seguida, la información que se da carece de relevancia; basta imaginar lo que pasaría de uitilizarse los diálogos de estas canciones en una conversación cotidiana: ¿qué relevancia tiene "sentadita me quedé / en la silla del marqués" cuando inmediatamente antes se estaba diciendo "comeremos ensalada"?:

Pin pin pin,
zaramagatín,
vino la pollita
con su sabanita.
Sábana redonda,
¿de qué calleja?
Esconde la mano
detrás de la oreja



A la zapatilla por detrás,
tris-trás,
ni la ves ni la verás,
tris-trás.
Mirad p´arriba,
que caen judías.
Mirad p´abajo,
que caen garbanzos.
¡A estirar, a estirar,
que el demonio va a pasar!


El patio de mi casa
es particular,
cuando llueve se moja
como los demás.
Agáchate
y vuélvete a agachar,
que las agachaditas
no saben bailar.


Tengo una muñeca
vestida de azul
con su camisita
y su canesú.
La saqué a paseo,
se me constipó,
la tengo en la cama
con mucho dolor.
Esta mañanita
me dijo el doctor
que le dé jarabe
con un tenedor.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho
y ocho dieciséis;
y ocho veinticuatro
y ocho treinta y dos,
a mi mamaíta
me arrodillo yo.

El corro de la patata,
comeremos ensalada,
lo que comen los señores,
naranjitas y limones.
Arrupé, arrupé,
sentadita me quedé
en la silla del marqués.




4. MÁXIMA DE MODO

Sé claro:
i) Evita la oscuridad.
ii) Evita la ambigüedad.
iii) Sé breve (evita ser prolijo).
iv) Sé ordenado.

Para terminar, algo más serio: en retórica literaria existe un concepto que consiste precisamente en la violación de esta máxima, el llamado obscuritas; algunas figuras retóricas se asocian directamente a él, como el hipérbaton, que subvierte la submáxima "sé ordenado", o la synchysis, que supone una alteración extrema del orden mediante la combinación de anástrofes e hipérbatos. Una parte de la obra de don Juan Manuel "El conde Lucanor" está construida por entero con una sucesión de máximas basadas en la synchysis, de la cual constituye un ejemplo:

De mengua seso es muy grande por los ajenos grandes tener los yerros pequeños por los suyos(= muy grande mengua de seso es tener los yerros ajenos por grandes, los suyos por pequeños).

jueves, 11 de junio de 2009

La cortesía en tiempos de guerra










Hay que reconocer que el objeto de estudio elegido es bastante curioso y por tanto intentaré explicar por qué precisamente carteles de la guerra civil española. Primero, porque como muchos tengo cierto interés en ese triste episodio de nuestra historia; segundo, porque siempre que se habla de persuasión se alude al empleo de la indirección, lo subliminal, la sutilidad con la que se convence al destinatario para que haga lo que queremos. Así ocurre, por ejemplo, con buena parte de los anuncios publicitarios de hoy en día. Ahora bien, ¿qué ocurre si cambiamos drásticamente la situación, y en vez de en una sociedad de consumo y de bienestar como la nuestra nos situamos en tiempos de guerra? ¿Es necesario entonces recurrir a estrategias indirectas? Es más ¿es posible? ¿Resultaría adecuado? Incluso cuando se agrede la imagen negativa del receptor, esto es, la necesidad de cada persona de no ser molestada, de no ver invadido su territorio, ¿se utilizan estrategias de cortesía?
Todos estos carteles tienen algo en común que se observa enseguida: un mandato expresado de forma directa, esto es, un acto de habla directivo: “evacuar Madrid” (con un error de conjugación), “Aidez!!”, “Aidez l´Espagne”, “Ingresad en la Juventud Socialista Unificada”, “Salvad la producción”, “Alistaos en las milicias del P.O.U.M.”, “Atacad”. Se emplea la forma verbal correspondiente a los mandatos, esto es, el imperativo; con otras palabras, en estos carteles se ordena algo al receptor. No se dan opciones, se impone una determinada acción, lo que se enfrenta al principio de cortesía establecido por Lakoff. Se limita la libertad de acción del destinatario, una de las estrategias establecidas por Brown y Levinson correspondientes a la imagen negativa; ni siquiera se recurre a fórmulas como “por favor”, no hay palabras que mitiguen lo enunciado y se tutea receptor. Es más, en algunos casos la única inscripción del cartel es la orden, sin que se ofrezca una explicación de la misma; las excepciones son: “Que tu familia no viva el drama de la guerra [evacuar Madrid] es ayudar a la victoria final”, “[Aidez!!] La croux rouge espagnole, elle asiste aux blesses da guerre”, “[Ingresad en la Juventud Socialista Unificada] por el pan, trabajo y cultura”.
La imagen que acompaña a los textos en los carteles tiene un carácter dramático y/o agresivo y atacante (manos en alto, armas, uniformes bélicos); es decir, imagen y texto presentan el mismo tono. En algunos casos la imagen apunta directamente a quien observa el cartel, como en el de “Salvad la producción” (que recuerda ciertamente el cartel americano que pedía el alistamiento de hombres en el ejército); en el cartel “Atacad” se apela al destinatario con el vocativo “soldados de la república”. El mensaje es, pues, totalmente directo.
Se obvian por tanto todas las estrategias de cortesía negativa, de forma que estos carteles, fuera de contexto, pueden resultar (de hecho, lo son) agresivos y provocadores: fuera de contexto. Y es que no hay que olvidar que fueron pegados en los muros de las ciudades en guerra (u otras del exterior, pero interesadas de algún modo por lo que estaba ocurriendo en España) de los años 1936-1939. El mensaje está determinado por la situación en que se produce: sería absurdo que en estos carteles aparecieran inscripciones como “Nos gustaría contar con usted en la Juventud Socialista Unificada”, que seguiría estrategias de cortesía como la indireccionalidad, el empleo del condicional, etc., con las que no se impondría nada al oyente, sino que se le ofrecería una opción. Resultaría tan absurdo como que las imágenes de los carteles fueran de carácter alegre e infantil, no hirientes y conmovedoras como las que presentan los estudiados.
Lo que ocurre, por otra parte, es que la relación entre el emisor y el destinatario es claramente de solidaridad, esto es, no es jerárquica (el emisor no considera que está en una posición inferior al destinatario, como sucede por ejemplo entre una empresa y el cliente al que quiere vender su producto); ambos están viviendo la misma situación, la cual por motivos evidentes crea fuertes lazos de camaradería, de manera que en la fórmula ideada por Brown y Levinson para determinar la cortesía de los enunciados el factor “distancia social” es muy bajo: de ahí el tuteo, por ejemplo. De todas formas, el motivo fundamental de la forma de estos mensajes es la urgencia, la necesidad de que se cumpla lo que se pide, sin dejar opción al destinatario a actuar de otra manera.

Resumen de lectura (Escandell Vidal)

Escandell Vidal, Mª V. (1995): “Cortesía, fórmulas convencionales y estrategias indirectas”, Revista Española de Lingüística, 25, 31-66.

Los estudios sobre cortesía examinan los reflejos que las relaciones interpersonales dejan en la forma y en el uso de los enunciados.
Tradicionalmente la cortesía se había concebido como un conjunto de muestras de respeto o deferencia cuyo uso determina y exige la organización social de acuerdo con el estatuto relativo de los participantes en la interacción. En el nuevo enfoque, la cortesía se entiende como fruto de la necesidad humana de mantener el equilibro en las relaciones interpersonales y su manifestación externa sería el conjunto de “maniobras lingüísticas” de las que puede valerse un hablante para evitar o reducir al mínimo el conflicto con su interlocutor cuando los intereses de ambos no son coincidentes.
Los primeros estudios sobre cortesía compartían dos ideas básicas:
a) La voluntad de ser cortés explica el carácter indirecto de las ilocuciones.
b) La interpretación de un acto indirecto es resultado de una implicatura y se obtiene por inferencia.
Leech señala que lo indirecto tiende a ser más cortés por dos razones: porque incrementa el grado de opcionalidad y porque cuando más indirecta es una ilocución, menor y más tentativa tiende a ser su fuerza. A mayor recorrido inferencial, mayor grado de cortesía. Se defiende también que los mecanismos de cortesía son universales, pero en los últimos años se ha comprobado que existen enormes diferencias entre las culturas en lo que se refiere a los patrones de relación: en estos casos, es el conocimiento tanto de las fórmulas precisas como de sus condiciones de uso lo que permite una interacción sin malentendidos. Además, dos culturas distintas pueden atribuir diferente valoración y significado a una misma estrategia.
Los principios que determinan la interpretación de las expresiones indirectas que no dependen del contexto de emisión de emisión son específicos de cada cultura, pero los enunciados cuya interpretación depende de la situación extralingüística están sujetos a las leyes generales de inferencia, y no presentan variaciones significativas. Los primeros son actos de habla convencionales y los segundos no convencionales. Las formas indirectas convencionales constituyen fórmulas fijas, socialmente refrendadas. Cuando se selecciona la interpretación literal en lugar de la indirecta, el efecto es humorístico. Se ha comprobado que las estrategias de cortesía más frecuentes son convencionales, de forma que la cortesía deja de ser esencialmente individual y creativa para presentar de nuevo su vertiente social y formulaica.
Por otra parte, el artículo indica que uno de los aspectos más patentes de la cortesía social es el que se refiere a las formas de tratamiento: el hablante ensalza al otro y se humilla a sí mismo, para minimizar de este modo el riesgo de amenaza potencial a la imagen del interlocutor. Pero se ha estudiado que las fórmulas de tratamiento no se usan necesariamente de manera estratégica, sino como una forma de mostrara que se respetan las convenciones sociales y el lugar que a cada uno le corresponde en la sociedad.
La cortesía social se basa fundamentalmente en el respeto a las convenciones sociales: todas las sociedades tienen fórmulas para iniciar, mantener y concluir una conversación.
La cortesía social se enfrenta al tacto, que supone tener consideración hacia los demás: no ofenderles, no hacer cosas que puedan ofenderles, mostrar interés por sus asuntos y compartir sus cosas.
Otra diferencia entre culturas es que algunas favorecen la vertiente individual y negativa de la imagen (dan prioridad a los principios de no imposición y de distancia, como en la cultura anglosajona), y hay otras en las que prevalece la vertiente interpersonal y positiva (ser aceptado por los otros, énfasis en todo aquello que refuerza la interdependencia, como las culturas occidentales).
El comportarse cortésmente no es una cualidad natural sino aprendida. Hasta los seis años los niños no son capaces de producir enunciados indirectos convencionales, y hasta los diez años no actúan con tacto ni son modestos.
El artículo concluye preguntándose si, si en cada sociedad la comunicación parece estar regida por normas específicas, sigue siendo posible construir una teoría general de la cortesía. Responde que una hipótesis plausible es la de considerar que el funcionamiento de la cortesía es fruto de una capacidad adquirida culturalmente, pero esta capacidad no tiene la forma de un mecanismo especial que se ocupa exclusivamente de los comportamiento sociales sino de un conjunto específico de supuestos que interactúa con los mecanismos generales de inferencia. El funcionamiento de la cortesía depende de la capacidad cognoscitiva y utiliza mecanismos de inferencia universales; lo que varía de cultura a cultura es el conjunto particular de supuestos utilizados para derivar inferencias, entre los cuales están todas las convenciones sociales ligadas al uso de formas lingüísticas específicas.

Una merecida disculpa

miércoles, 10 de junio de 2009

Resumen de lectura (Garrido Medina)


Garrido Medina, J. (1988): “Lógica de la conversación” en Lógica y lingüística, Madrid, Síntesis, pp. 152-164.

Los hablantes comunican información de manera indirecta, haciendo que se deduzca de lo que dicen expresamente. Lo que se dice es un modo indirecto de comunicar ideas, construidas como implicaturas, ya que lo dicho va acompañado de suposiciones necesarias para entender su finalidad. En el lenguaje hay, además del componente definible mediante lógica veritativo-condicional, un componente inferencial, mediante el cual el oyente calcula la intención comunicativa del hablante empleando los datos veritativo-condicionales de las expresiones y partiendo de la base de que el hablante quiere actuar cooperando con el oyente y contado con él.
La conversación sigue el principio de cooperación de Grice. La cooperación comprende cuatro categorías (máxima de cantidad, de cualidad, de relación y de modo).
MÁXIMA DE CANTIDAD
Da la cantidad correcta de información:
i) Haz que tu contribución sea lo informativa que se requiere (para los propósitos de ese momento del intercambio).
ii) No hagas que tu contribución sea más informativa de lo requerido.
MÁXIMA DE CUALIDAD
Intenta hacer que tu contribución sea verdadera:
i) No digas lo que creas que es falso.
ii) No digas nada de lo que no tengas pruebas adecuadas.
MÁXIMA DE REALCIÓN
Haz que tu contribución sea relevante
MÁXIMA DE MODO
Sé claro:
i) Evita la oscuridad.
ii) Evita la ambigüedad.
iii) Sé breve (evita ser prolijo).
iv) Sé ordenado.
Para mantener el principio de cooperación, se hacen suposiciones, inferencias, y estas inferencias es lo que Grice llama IMPLICATURAS CONVERSACIONALES.
Se distinguen las implicaturas convencionales de las no convencionales; y, de entro de estas, las generalizadas y las particularizadas (que sólo se obtienen en determinados contextos).
Son varias las propiedades que presentan las implicaturas conversacionales: surgen a partir de enunciados, no de oraciones (son enunciativas); la verdad de lo que se dice no requiere que la implicatura conversacional sea verdadera (son derrotables); no están comprendidas en el significado (son inferenciales); son calculables a partir del significado de la expresión, los datos del contexto y de la suposición de que se mantiene el principio de cooperación: como hay posibles explicaciones, son indeterminadas: así, las obras literarias están abiertas a interpretaciones diferentes; son inseparables del significado.
Frente a la implicatura está la SUPOSICIÓN, que está unida a la forma, y no al significado: es separable del significado.
Hay un procedimiento para abordar las implicaturas generalizadas en que interviene la máxima de cantidad, mediante los conceptos de implicaturas de escala y de cláusula. Así, “Conseguir llegar” y “llegar” forman una escala, en que la primera expresión implica semánticamente la segunda, pero no a la inversa. En cuanto a las implicaturas de escala, se da la siguiente regla: la aserción de una proposición de la escala origina como implicaturas conversacionales las negaciones de todas las proposiciones que las preceden en la escala. Se producen así implicaturas potenciales. Ejemplos de escalas son , .
Otra relación epistémica afecta a las cláusulas que forman parte de una oración compleja (la diferencia entre “Creo que Juan se ha ido” y “Sé que Juan se ha ido”). La aserción de la oración que expresa menor compromiso epistémico del hablante da lugar a la implicatura de que el hablante no sabe si la proposición expresada en la cláusula es verdadera o falsa.
El capítulo también analiza algunas aplicaciones al análisis lógico, como la relación entre los dos miembros de una estructura disyuntiva.

Resumen de lectura (Reyes)

Reyes, G., “Yo y «yo»; «yo» y «yo1», «yo2»…; «yo» y «tú/ellos»”, en La pragmática lingüística, Barcelona, Montesinos Editor, pp. 134-138.

La “teoría de la enunciación” de ocupa de describir las trazas del acto de enunciación en su producto, el enunciado. Incorpora así en el análisis lingüístico el problema del sujeto y su manifestación en el discurso. Benveniste define el acto individual de producción lingüística como un proceso de apropiación: el hablante se apropia del aparato formal de la lengua y enuncia su posición de locutor por medio de indicios específicos. El hablante se construye en el acto de afirmarse mediante el “yo”, el “aquí” y el “ahora”.
Ducrot por su parte demuestra que el personaje construido en el acto de hablar se expresa valiéndose de otros personajes, otras voces (“teoría polifónica del enunciado”). El “yo” del discurso presenta a otro u otros a lo largo del discurso. Un yo secundario es por ejemplo el de “yo prometo”.
La polifonía del enunciado se manifiesta también en la creación de “enunciadores” por parte del locutor. El hablante de existencia a enunciadores cuyos puntos de vista y actitudes él organiza y concierta (opinión de un grupo, de una ideología, etc.) o no identificables (los puntos de vista de todos, los lugares comunes, etc.). Para hacer hablar a los “enunciadores” dentro del enunciado, el español cuenta entre otras cosas con el subjuntivo, que sirve para afirmar lo que ya ha afirmado otro.

Resumen de lectura (Reyes)


Reyes, G. (1990): cap. 8, “Acuerdos y transgresiones” en La pragmática lingüística, Barcelona, Montesinos Editor, pp. 62-88.

La implicatura es una dimensión pragmática del significado: no forma parte del sentido literal de un enunciado, sino que se produce por la combinación del sentido literal y el contexto. Las inferencias son posibles porque el uso del lenguaje responde a un acuerdo previo de colaboración entre los hablantes. Casi todo lo que queremos decir y no decimos explícitamente depende de ese principio general de comportamiento. Grice formula así el principio de cooperación: “Su aporte a la conversación debe ser, en cada etapa de ésta, tal como lo exija la finalidad o la dirección del intercambio verbal aceptada por ambas partes”.
Cuatro son las máximas que enumera Grice: de cantidad, de cualidad, de relación, de manera. Cuando se viola una máxima, el interlocutor interpreta que se quiere decir “algo más”. Hay una lógica en el uso del lenguaje, y su cartilla es el principio de cooperación: la comunicación intencional obedece a una lógica según la cual producimos e interpretamos significados lingüísticos de un modo muy eficiente.
Las implicaturas conversacionales particularizadas se calculan siguiendo los datos del contexto, y son inferencias basadas en el contenido de lo dicho unidas a suposiciones sobre las normas de cooperación que regulan el comportamiento lingüístico. También hay implicaturas conversacionales generalizadas, que surgen sin necesidad de ningún contexto particular (“Entré en una casa”  la casa no era mi casa).
Los juegos de palabras, la ironía, escribir poemas etc. son actividades que parecen desafiar las normas de cooperación lingüística. La violación deliberada de la máxima de cualidad da lugar a la metáfora, la ironía, la hipérbole. No se violan las máximas, sino que se burlan.
También aborda el artículo la Teoría de la relevancia de Sperber y Wilson. Para entender su definición de relevancia hay que partir de la idea de “entorno cognitivo”: el conjunto de hechos o de suposiciones que son para un individuo “manifiestos”. Los participantes de una conversación comparten sus entornos cognitivos. Del conjunto de hechos y suposiciones disponibles que contribuyen su entorno cognitivo, el individuo elige algunos y no otros para “procesarlos” como información. Lo que hace que una información sea digna de ser procesada es una sola propiedad, la relevancia. La eficiencia en nuestros intercambios comunicativos consiste, según estos autores, en usar bien nuestros recursos para procesar información, de modo que consigamos “la mayor contribución a las metas cognitivas de la mente humana con el menor costo posible”. En nuestro entorno cognitivo hay información que no necesita ser procesada y también otra información para cuyo procesamiento se requería un gran esfuerzo. Un tercer tipo de información es nueva pero conectada con la que ya tenemos: la conexión provoca más información nueva, que no se hubiera podido inferir sin la conexión. Así se llega a la noción cognitiva de RELEVANCIA: cuando el procesamiento de nueva información produce este efecto de multiplicación se trata de un procesamiento relevante. Cuanta más multiplicación, más relevancia.
Los seres humanos dirigen su atención automáticamente hacia lo que es más relevante para ellos. Detrás de cada acto ostensivo (lingüístico o no) hay una intención con una garantía de relevancia.
Esta teoría no es una máxima del tipo de las de Grice, sino que surge de una tendencia natural de los seres humanos a maximizar el valor informativo de los estímulos que provienen del entorno.
Tanto las máximas de Grice como la Toería de la relevancia chocan con lo que sucede cuando somos corteses.
No siempre se siguen las máximas de Grice; por ejemplo, la máxima de calidad se transgrede en el pueblo malgache de Madagascar.
Se pueden distinguir tres factores que no se tienen en cuenta en la teoría de Grice: relaciones afectivas (el lenguaje más íntimo es el más alejado de los principios de Grice), las relaciones de poder y el problema de las metas compartidas.
Pese a las críticas, los principios de Grice siguen siendo operativos en pragmática.

martes, 9 de junio de 2009

¡Buenos días, princesa!



Lo interesante de esta escena, perteneciente a la película La vida es bella, es que permite observar cómo en ocasiones las estrategias de cortesía se enfrentan a las máximas de cooperación de Grice.
Como saben quienes han visto la película, para hacer más amable la vida de su hijo en un campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial, el protagonista, Guido, le hace creer que está participando en un juego. Ambos están separados de la madre, a la que hace mucho tiempo que no han visto. Una mañana, para darle una sorpresa, Guido se apropia del micrófono de un altavoz del campo y grita “¡Buenos días princesa!”, a lo que sigue una serie de guiños y piropos a su mujer. Después deja hablar al niño, quién le dice a su madre que ya han conseguido muchos puntos en el juego.
La intervención Guido es un claro ejemplo de cortesía positiva abierta y directa, pues, como se ha visto en el capítulo de Escandell Vidal, “se basa en la expresión de aprecio hacia el destinatario y sus deseos, y en la similitud de estos deseos con los del emisor. Quiere ser una muestra de intimidad, familiaridad y amistad, y construye una plataforma común para la interacción: diminutivos cariñosos, chistes y bromas…” Con esto se relacionan perfectamente las palabras “¡Buenos días, princesa!” [“princesa” es un apelativo cariñoso, que contrasta con la situación real de la mujer, atrapada en un campo, con un uniforme de presidiaria, etc.]; “he soñado toda la noche contigo” [muestra la intimidad, la familiaridad y el deseo hacia el interlocutor]; “íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto” [guiños a situaciones compartidas entre los interlocutores]; “sólo pienso en ti, princesa, pienso siempre en ti” [de nuevo un apelativo cariñoso, acompañado de una muestra muy clara de afecto]; “y ahora…” (aquí interviene el niño) “¡mamá! papá me lleva en carretilla, lo hace fatal, me hace morir de risa. Vamos los primeros, ¿cuántos puntos tenemos hoy papá?” (de nuevo habla el padre) “Vámonos, que vienen los malos que gritan” (y el niño) “¿Dónde?” “Aquí, aquí, corre, ven, deprisa”.
Pues bien, la máxima que se viola de las establecidas por Grice es la “cualidad”, primero porque seguramente lo que indica el padre (que ha soñado toda la noche con ella) no sea cierto, sino que lo dice por mostrar su afecto y cercanía hacia su mujer; y segundo y más claramente porque la historia que el hombre le ha contado a su hijo, esto es, que todo lo que están viviendo no es más que un juego, no es cierta, aunque el niño se lo crea y le hable de ello a la madre. Pero el recurso a la estrategia de cortesía positiva supone la transgresión de la máxima de cualidad… y todos somos capaces de “perdonar” al entrañable protagonista de La vida es bella.

Resumen de lectura (Escandell Vidal)


Escandell Vidal, Mª. V. (1996), cap. 8 en Introducción a la pragmática, Barcelona, Ariel, pp. 135-154

En general, el hablante trata de actuar de alguna manera sobre su interlocutor. Hay muchos actos cuyo fin favorece no al hablante, sino al destinatario, como sugerir, invitar, etc. Por otra parte, la naturaleza de la relación entre los interlocutores también se refleja en el lenguaje.
La cortesía puede entenderse de dos maneras diferentes: como un conjunto de normas sociales, prohibiendo unas normas y favoreciendo otras. Depende de las sociedades.
Uno de los aspectos en que se aprecia mejor la interrelación entre cortesía y formas lingüísticas es el que se refiere a las formas de tratamiento o “deícticos sociales”: cada cual debe tratar al otro de acuerdo con las posiciones relativa que ambos ocupen dentro de la escala social.
Pero la cortesía se entiende también como un conjunto de estrategias conversacionales destinadas a evitar o mitigar dichos conflictos. Es por tanto una estrategia para poder mantener las buenas relaciones sociales.
Ya Grice hacía referencia a unas máximas, como “sea cortés”, que podían generar implicaturas no convencionales. A veces hay conflictos entre el principio de cooperación y la cortesía, por ejemplo, cuando conviene mitigar el efecto de una mala noticia, aunque se vaya en contra de todas las máximas. Un caso extremo son las peticiones de auxilio.
Las Reglas de cortesía de R. Lakoff son “sea claro” y “sea cortés”: la primera tiene como objetivo asegurar una transmisión eficaz de la información, y la segunda es un mecanismoq ue intenta reducir las tensiones creadas en la interacción. “Sea cortés” se divide en “no se imponga”, “ofrezca opciones” y “refuerce los lazos de camadería”
El principio de cortesía de Leech: existe una cortesía relativa, que depende decisivamente de las posiciones sociales de los interlocutores y una cortesía absoluta, que es una característica propia de algunos actos. Leech establece una clasificación de intenciones en 4 categorías: acciones que apoyan la cortesía (agradecer, felicitar), acciones indiferentes a la cortesía (afirmar, informar), acciones que entran en conflicto con la cortesía (preguntar, pedir, ordenar) y acciones dirigidas frontalmente contra el mantenimiento de la relación entre los interlocutores (amenazar, acusar). También distingue entre cortesía positiva y negativa: la negativa consiste en minimizar la descortesía de las ilocuciones descorteses y la positiva, en maximizar la cortesía de las corteses. El principio de cortesía de Leech se desglosa también en una serie de máximas: de tacto, de generosidad, de aprobación, de modestia, de acuerdo, de simpatía.
El modelo de Brown y Levinson es el intento más elabroad y mejor estructurado de explicar los motivos de la cortesía. Hay dos propiedades básicas para explicar el comportamiento comunicativo: racionalidad e imagen pública. De la necesidad de salvaguardar la imagen pública se derivan las estrategias de cortesía; tiene un lado negativo, el deseo de tener libertad de acción, de no sufrir imposiciones por parte de los demás, de dominar el propio territorio; la positiva es el deseo de ser apreciado por los demás, y de que otros compartan los mismos deseos. El nivel de cortesía depende de tres factores: el poder relativo, la distancia social y el grado de imposición. Cuanto más altos sean estos factores, mayor es el riesgo potencial que entraña una determinada acción que amenaza la imagen pública. Las posibilidades de estrategia son: abierta y directa, abierta e indirecta, con cortesía positiva; abierta e indirecta, con cortesía negativa; encubierta, evitar la acción que amenaza la imagen pública. Así, la estrategia vierta, directa y con cortesía positiva se basa en la expresión de aprecio hacia el destinatario y sus deseos, y en la similitud de estos deseos con los del emisor. Quiere ser una muestra de intimidad, familiaridad y amistad, y construye una plataforma común para la interacción: diminutivos cariñosos, chistes y bromas… En cambio, la estrategia abierta, indirecta y con cortesía negativa se basta en la expresión de que el acto realizado no pretende limitar la libertad de acción del destinatario: son las expresiones indirectas; estas estrategias se orientan a pedir excusas u ofrecer compensaciones por la posible limitación; y distanciarse de la responsabilidad de haber efectuado la petición. Las estrategias encubiertas están dirigidas a enmascarar o disimular la verdadera intención del hablante.

Resumen de lectura (Haverkate II)

Haverkate, H. (1987): “La cortesía como estrategia conversacional”, Diálogos Hispánicos de Amsterdam, 6, pp. 27-63.

Este artículo realiza una clasificación de las diferentes estrategias de cortesía. En primer lugar, diferencia la cortesía lingüística y la no lingüística, que se bifurca a su vez en la paralingüística y la no paralingüística. La cortesía paralingüística se manifiesta mediante signos gestuales que tienen una función comunicativa concomitante acompañando a signos puramente verbales.
La cortesía lingüística se bifurca en dos clases: la metalingüística y la no metalingüística. Aquella sirve a dos finalidades fundamentales: establecer o mantener un contacto social, por una parte, y observar las reglas de la etiqueta conversacional, por otra. En el primer caso el hablante se propone evitar la tensión psicosocial que se produce cuando en una situación comunicativa potencial deja de desarrollarse una interacción verbal. La cortesía metalingüística se manifiesta en dos tipos fundamentales de comportamiento interaccional: la comunicación fática y el respeto de la etiqueta conversacional. La comunicación fática es la realización verbal de las máximas “Sigue hablando” y “Evita el silencio”. La etiqueta conversacional está basada en máximas extrínsecas, como “No hables gritando”, por una parte, y en máximas intrínsecas, como “Corresponde a un saludo”, por otra.
La cortesía no es una propiedad de determinadas clases de oraciones, sino una propiedad de locuciones producidas en una situación comunicativa concreta.
El artículo también estudia la relación entre los actos de habla y la cortesía. Así, los actos expresivos como “agradecer”, “felicitar” y “dar el pésame” indican que la emoción del hablante hacia el oyente es de carácter positivo, aunque también puede ser de carácter negativo, como cuando se insulta, agravia y desprecia. Los actos comisivos como prometer o invitar son también ejemplos de cortesía positiva. Por su parte, el objetivo ilocutivo de los actos exhortativos es que el hablante emite una exhortación, esto es, tiene por fin influir en el comportamiento intencional del oyente: son actos opuestos a los anteriores.
Sobre la diferencia entre cortesía positiva y negativa, se indica que la cortesía negativa se deriva del deseo de cada miembro de la sociedad de que sus actos no se vean impedido por otros miembros, e influye básicamente en la realización de los actos exhortativos. La cortesía positiva se expresa por medio de fórmulas más o menos lexicalizadas; la cortesía positiva se manifiesta fundamentalmente en la realización de actos expresivos y comisivos y la negativa en la realización de actos exhortativos.
En cuanto a la relación coste-beneficio, el hablante que manifiesta una forma de cortesía positiva necesita invertir menos coste en la realización de su acto verbal que el hablante que manifiesta una forma de cortesía negativa.
Por lo que respecta a los actos verbales directos e indirectos, el autor señala que se ha sostenido la tesis de que la cortesía es el factor predominante en la realización de los actos verbales indirectos.
En cuanto a la focalización del hablante, puede ser de dos tipos, egocéntrica (incompatible con la expresión de cortesía, pues sirve para manifestar autoridad) y no egocéntrica. La no egocéntrica sirve para manifestar cortesía. Las expresiones referenciales correspondientes tienen un valor ritual, honorífico; pueden combinarse con cualquier clase de acto verbal y suelen reflejar relaciones sociales jerárquicas. Tiene que ver también con el uso de vocativos honoríficos. También existe la cortesía desfocalizadora, se debe a que la desfocalización puede definirse como una estrategia referencial que tiene como finalidad disminuir o silenciar la importancia del papel que juega la persona referida en el estado de cosas descrito, por ejemplo mediante el uso del pronombre reflexivo “se” o la desinencia de la primera persona del plural y la de la segunda del singular. El efecto perlocutivo en cuestión se produce minimizando o silenciando el papel que desempeña el hablante u oyente en el estado de cosas descrito.
En el plano ilocutivo, sorprende la variedad de realizaciones del acto exhortativo, pues el hablante tiene que invadir necesariamente el territorio intencional del interlocutor.

lunes, 8 de junio de 2009

Resumen de lectura (Haverkate)


Havertake, H., “¿Cómo aseverar cortésmente?”.

Este artículo estudia los actos de habla asertivos desde la perspectiva de la cortesía lingüística. Parte de la idea de que el hablante asertivo se sirve también de estrategias de cortesía, con las que intenta la mitigación. El principal objetivo es minimizar el riesgo de disconformidad.
Una forma de conseguirlo es la expresión concesiva, que desempeña una función atenuadora por cuanto contribuye a evitar o mitigar posibles discrepancias entre los interlocutores.
Otra forma son las llamadas “locuciones perfomativas atenuadas”, como “tengo que aconsejarte que no le digas nada sobre lo ocurrido”. Estas oraciones tienen un carácter seudoperformativo, lo cual se debe a la representación deóntica (“tengo que”), volitiva (“quiero”) e hipotética (“puedo”). Son estrategias mitigadoras para hacer que su punto de vista sea más aceptable para el interlocutor.
Además de las locuciones performativas atenuadas, existen otras construcciones metalingüísticas que surten efectos mitigadores: “no quiero interrumpir, pero…”, “siento tener que molestarte, pero…” La cortesía de estas expresiones se debe a que el hablante muestra empatía por el interlocutor, de modo que anticipa disculpas por su comportamiento verbal.
También son interesantes las “manipulaciones del valor veritativo”. Hay que distinguir los predicados epistémicos (“saber”), los doxásticos (“creer”) y los dubitativos (“dudar”). De ellos, los que se utilizan con fines estratégicos son los epistémicos y los doxásticos: un estado doxático indica que el hablante no está seguro de que el contenido de su creencia corresponda a la realidad.
Hay también toda una serie de expresiones cognitivas que desempeñan un papel pragmático equivalente al de los predicados doxásticos examinados: fórmulas estereotipadas como “en mi opinión”, “si nom engaño”… que reflejan la máxima “critícate a ti mismo antes de que pueda hacerlo tu interlocutor”.

Resumen de los apuntes sobre cortesía

INTRODUCCIÓN
Entre los diferentes elementos de la situación extralingüística el que condiciona de un modo mayor el enunciado es la IDENTIDAD SOCIAL DEL DESTINATARIO. El propio Grice reconoce que su enfoque es parcial y que debe ser completado. Sobre la cortesía hay dos modelos, el de Lakoff y el de Brown y Levinson.
EL MODELO DE LAKOFFF
Propone describir la competencia pragmática con dos reglas: “sea claro” y “sea cortés”. La cortesía, a su vez, se manifiesta en tres formas diferentes: no se imponga, ofrezca opciones y refuerce los lazos de camadería.
EL PRINCIPIO DE CORTESÍA DE LEECH establece que la cortesía es el principio regulador de la distancia social.
EL MODELO DE BROWN Y LEVINSON
Gira en torno a la noción de “face”, la imagen pública que cada individuo tiene y reclama para sí; tiene dos aspectos, la imagen negativa y la positiva. La imagen negativa es la necesidad que experimenta cada persona de no ser molestada, y la positiva es la necesidad de que sus necesidades sean compartidas por los demás. Las estrategias se orientan en tres direcciones: no limitar la libertad de acción del destinatario; pedir excusas u ofrecer compensaciones (por favor) y distanciarse de la responsabilidad de haber efectuado la petición. Las diferencias entre culturas se hacen notorias. Las estrategias tienen diferentes valoraciones según las culturas; dicho con otras palabras, cada cultura tiene preferencias específicas para determinados tipos de estrategia.
Cada ACTO DE HABLA tiene varias partes determinadas por la cortesía lingüística; por ejemplo, en la disculpa, se identifica: la expresión de la disculpa, la aceptación de la responsabilidad, la explicación, la oferta compensatoria y el propósito de enmienda.
En cuanto a la CORTESÍA POSITIVA, incluye varias estrategias: el tuteo y formas “íntimas” de dirigirse al oyente; expresiones que hacen participar al oyente en la conversación, como las muletillas o “mira”; el uso de preguntas negativas que suponen una respuesta afirmativa; ciertas fórmulas que expresan el deseo de estar de acuerdo con el oyente, o marcadores como “pues” que indican pseudo-acuerdo, o la repetición de lo dicho por el otro; el uso de la primera persona del plural; el uso de bromas para cuya interpretación se necesita de la existencia de conocimientos y valores comunes.
En cuanto a la CORTESÍA NEGATIVA, algunas posibles estrategias son: el uso de “usted” o de expresiones como “por favor”; la formulación indirecta convencionalizada; el uso del condicional, del imperfecto de subjuntivo y el pretérito imperfecto mediante los que se crea una distancia, para no forzar al otro; las palabras que mitigan lo que queda expresado por el predicado; la desfocalización o impersonalización; el deseo de no coaccionar al oyente expresado por medio de una disculpa o pidiendo perdón.

Resumen de lectura (Trujillo Sáez)

Trujillo Sáez, F., "La teoría de la relevancia como base para una nueva interpretación de la comunicación", Eúphoros, 3, pp. 221-232.

Este artículo se basa en la Teoría de la Relevancia de Sperber y Wilson para analizar un anuncio. Lo más interesante es que pone de relieve que el modelo del código, la teoría más frecuentemente utilizada para explicar la comunicación, es insuficiente desde el punto de vista descriptivo; en cambio, la Teoría de la Relevancia proporciona una explicación más completa de la comunicación. Sperber y Wilson argumentan que no existen una sino dos modalidades de comunicación diferentes: una modalidad de codificación-descodificación y una modalidad inferencial. Todo el proceso inferencial está ausente del modelo del código, que además no es capaz de cubrir casos multimodales como el de un anuncio en el que se combinan imágenes y texto. La Teoría de la Relevancia, además, tiene en cuenta los últimos avances en psicología o lingüística.

Resumen de los apuntes sobre cooperación, implicaturas y teoría de la relevancia

El resumen es bastante largo, pero creo que conviene tener todos estos apuntes en el blog.

Se distingue entre el significado de la proposición y el significado del enunciado. En un enunciado hay cosas de las que un lenguaje funcional no puede ocuparse. Por ejemplo, la conjunción “y”, dependiendo del contexto, puede tener varios significados: en la construcción de lo comunicado utilizamos una serie de mecanismos. Grice propone el término IMPLICATURA para dar cuenta de las otras cosas que hay un enunciado, además de lo que se dice. Es el suplemento, más o menos dependiente del contexto, que se añade sobre el significado convencional de las expresiones, constante y unitario.
PRINCIPIO DE COOPERACIÓN Y MÁXIMAS CONVERSACIONALES
Grice propone recurrir a una serie de aspectos que regulan la lógica de la conversación, las MÁXIMAS DE LA CONVERSACIÓN. La conversación tiene lugar siguiendo un principio de cooperación. La cooperación comprende cuatro categorías con diferentes máximas cada una.
Principio de cooperación lingüística: “Procure que su contribución a la conversación sea la exigida por ella y que se realice en el momento adecuado teniendo en cuenta el objetivo u objetivos de la misma”.
Las máximas son de cuatro tipos:
1) De CANTIDAD: “No digas más de lo necesario; haz tus contribuciones tan informativas como sea preciso”.
2) De CUALIDAD: “No digas aquello de lo que no tengas evidencia o creas falso”.
3) De MODO (MANERA): “Sé breve y ordenado, evita la oscuridad y la ambigüedad”.
4) De RELEVANCIA: “Haz tus contribuciones relevantes”.
Sperber y Wilson rechazan la máxima de manera y sustituyen las otras tres por un principio general de PERTINENCIA (Teoría de la Relevancia).

LA VIOLACIÓN DE LAS MÁXIMAS DE COOPERACIÓN Y LAS IMPLICATURAS CONVERSACIONALES
La determinación de la implicatura viene dada por la suposición de que el interlocutor se atiene a las restantes máximas del principio de conversación. Las implicaturas son muy útiles para los interlocutores porque pueden darles la posibilidad de transmitir determinada información sin que sean responsables de haberla aseverado.

TIPOS DE IMPLICATURSA CONVERSACIONALES
Una distinción fundamental en la teoría de Grice es la diferencia entre “lo que se dice” (que corresponde con el contenido proposicional del enunciado) y “lo que se comunica” (toda la información que se transmite con el enunciado).
Hay dos tipos de implicaturas: convencionales (derivan directamente del significado de las palabras) y no convencionales (se generan por la intervención de otros principios, los de cooperación y las máximas que lo desarrollan; la implicatura es no conversacional cuando los principios son de otra naturaleza).
Implicaturas conversacionales:
a) Generalizadas: no dependen directamente del contexto de emisión.
b) Particularizadas: dependen del contexto de emisión.
Para establecer los tipos de implicaturas conversacionales, se recurre a los criterios: cancelabilidad, no separabilidad , no convencionalidad, no deducibilidad lógica, indeterminación,
La inferencia conversacional ha recibido numerosas críticas, y se han propuesto alternativas, como la de Horn, cuya teoría se resume en dos principios: el Q (que su contribución sea suficiente) y el R (Que su contribución sea necesaria). Por su parte, Leech establece los principios de claridad y economía.
REFLEXIONES
Hasta que se empezó a tomar en serio la diferencia SIGNIFCADO/SENTIDO, la Semántica había sido entitativa, esto es, el significado era ese algo que subyacía a la concepción medieval del signo. Ahora se sabe que hay dos niveles significativos: el convencional (puramente lingüístico) y el pragmático (intencional, ilocutivo). La diferencia entre el significado y el sentido adquiere muchas manifestaciones en el discurso: las implicaturas, las metáforas, las ironías, los actos de habla indirectos, etc.
La propuesta del PRINCIPIO DE COOPERACIÓN de Grice ofrece una explicación de los sobreentendidos o las implicaturas. Los hablantes han de cooperar; es como un “pacto secreto” que se mantiene aunque se viole alguna de las máximas. La infracción de las máximas puede desencadenar deducciones o Inferencias discrusivas que permiten llegar a un sentido alejado del significado convencional.
Sperber y Wilson efectúan una drástica reducción en las máximas de Grice: ofrecen un modelo pragmático para explicar la comunicación basado exclusivamente en el PRINCIPIO DE RELEVANCIA O PERTINENCIA.
LA RELEVANCIA
Cualquier hablante-oyente puede sacar todo tipo de conclusiones a partir de las situaciones y cosas que observa en un contexto determinado. Ese conjunto de conjunto de conclusiones es lo que Sperber y Wilson llaman “entorno cognitivo” de un hablante-oyente. Realizamos una suposición y nos detenemos, es la ley del mínimo esfuerzo: nos quedamos con la suposición relevante que requiera un mínimo esfuerzo de procesamiento: se procesa una información nueva en un contexto en el que produce un efecto contextual máximo con un coste mínimo de procesamiento.
La información aportada por un enunciado puede ser RELEVANTE o IRRELEVANTE según produzca o no efectos contextuales. Son casos de informaciones irrelevantes:
a) Contenidos que no tienen que ver con el tema de que se habla.
b) Supuestos que ya se conocían, que ya formaban parte del contexto.
c) Informaciones contradictorias con conocimientos contextuales de mayor evidencia.
En conclusión, una información no es relevante o irrelevante por sí misma, sino por la relación que mantiene con el contexto. La relevancia es una propiedad gradual.
La emisión de expresiones lingüísticas supone una serie de asunciones que se dividen en dos grupos: las explicaturas e implicaturas. Las explicaturas son comunicadas a través del significado de lo dicho explícitamente y las implicaturas lo son implícitamente, deducciones realizadas a partir de lo dicho explícitamente.
Atienden a los conectores discursivos, como “de modo que”, “por consiguiente”, etc., que introducen o favorecen un determinado tipo de implicaturas discursivas.
En cuanto a la DETERMINACIÓN DE LAS IMPLICATURAS: “Reconstruir las implicaturas de un enunciado equivale a reconocer las razones manfiestas que el hablante tenía de pensar que su enunciado sería óptimamente pertinente para el receptor”. Para llegar a determinadas conclusiones, el hablante debe pasar por pasos intermedios (premisas).
Para Sperber y Wilson, la comunicación humana pone en funcionamiento dos tipos de mecanismos diferentes: uno basado en la codificación y descodificación y otro basado en la ostensión (cualquier comportamiento que hace manifiesta la intención de hacer manifiesto algo) y la inferencia (el proceso por el cual se da validez a un supuesto sobre la base de la validez de otro supuesto). La COMUNICACIÓN OSTENSIVA consiste en crear pruebas o evidencias que atraigan la atención sobre un hecho para comunicar que algo es de determinada manera, con la intención de que otro infiera a qué realidad se está haciendo referencia y con qué objetivo.

domingo, 7 de junio de 2009

Él callaba, si supieran...


En la novela de Antonio Muñoz Molina Plenilunio se plantea una tensa situación que puede ser explicada con conceptos pragmáticos, en concreto con algunas nociones sobre deixis. Un padre y su hijo están en el salón de su casa viendo el telediario; la presentadora da una noticia sobre un asesino, que ha violado y matado a una niña, de paradero desconocido. El padre comenta iracundo que ojalá cojan al culpable y lo castiguen; lo que no sabe es que el asesino es su propio hijo, que está sentado a su lado:

Estaba mirando a la presentadora rubia y repetía lo mismo, “ése muerto y matao, al garrote, en medio de la plaza, como antiguamente”. Él callaba, si supieran, la cara sobre el plato, mirando de soslayo el televisor, no queriendo mirar hacia la dentadura que tenía tan cerca, sobre el hule agrietado, y la madre lloraba, cuándo no es jueves, lloraba viendo la foto de la niña igual que lloraba en los seriales sudamericanos de después de comer.

Como se observa, el padre emplea la tercera persona para referirse al asesino (“ése [tiene que ser / acabar] muerto y matao”. La tercera persona se emplea para referirse a alguien que no está presente en el acto comunicativo; lo interesante en este caso es que junto al hablante se encuentra el individuo al que se refiere esa tercera persona “ése”. Puede imaginarse lo terrible que sería para el padre saber que el asesino es su propio hijo (de forma que “tendría” que utilizar la segunda persona, referida a “quien escucha”). De ahí que el relato siga: “Él callaba, si supieran…”

Sobre la teoría de la conversación de Grice

La universalidad de los postulados conversacionales