lunes, 15 de junio de 2009

Una reflexión sobre el blog


Este blog surgió por tres motivos: porque tenía que preparar un portafolios para la asignatura optativa de Pragmática; porque me animó mi amiga Coralie; porque enseguida me entusiasmó la idea de que otros pudieran leer e interesarse por lo que yo había escrito. He intentado que reflejara mi trabajo sobre la asignatura, tanto lo relativo a las lecturas como a las aplicaciones prácticas. Tengo que confesar que he llevado el blog a mi terreno: a la literatura, a la música, a las imágenes; en él aparecen escenas de mis series favoritas, como Los simpsons o Los soprano; algunos de los escritores que más admiro, Muñoz Molina y Quim Monzó; uno de mis cantautores preferidos, Serrat. Hay incluso una entrada de crítica social, la última, cuando ya no pensaba incorporar nada más al blog antes de que sea evaluado. Un día, mientras recogía la compra del Eroski, me llamó la atención el deíctico de la marca de los flanes...

Hay un poco de todo. Antes de que sea calificado, tengo que confesar que me lo he pasado bien haciéndolo, descubriendo que algunas de las canciones que he escuchado muchas veces o de los libros que leo juegan con conceptos relacionados con la Pragmática, desde la deixis a las máximas. Las lecturas me han servido de base para analizar textos, viñetas, canciones, escenas de series o películas, carteles de la guerra civil, noticias: a veces, cuando leía a Escandell o a Hernández Sacristán, se me encendía una bombillita y recordaba aquel capítulo de aquel libro...

Me ha soprendido encontrarme de pronto con un seguidor: ¡realmente hay alguien que me lee y que, al parecer, le gusta lo que escribo! (Ya que Coralie, seguramente, me seguía solo por buena educación: por cortesía positiva, por mostrar su aprecio hacia mí). Eso me ha animado y las últimas entradas las he publicado con algo más de ilusión, no solo con el deseo de aplicar con propiedad los conceptos recién asimilados de Pragmática y con la satisfacción de analizar y reflexionar sobre un hecho lingüístico (a algunos barra algunas nos pierde analizar y reflexionar, aunque rara vez lo hagamos en voz alta, delante de más gente).

Y en fin, ahí queda también el diario de clases, quedan Facundo, Santiago, Alexandra, Sandrine y todos los demás, sus exposiciones, los debates improvisados, la también improvisada clase al sol.

Esta reflexión no es una despedida; solo una reflexión sobre la curiosa experiencia de crear y mantener un blog, algo que no había hecho para ninguna asignatura de la carrera. A punto de terminar Filología Hispánica, voy a hacer click ahora sobre "publicar entrada", quién me lo iba a decir cuando releía el Quijote o hacía mecánicas y tediosas transcripciones fonéticas.

Me alegro de enseñarle mi portafolios a todo el mundo. Comunicar es una necesidad que a veces se convierte en un privilegio.

Se lo había buscado


Esta mañana entro en la web del diario El país y me encuentro con la siguiente noticia:

Muere un hombre que huía de la Guardia Civil tras ser disparado por un agente.

El fugado llevaba dos días en busca y captura tras haberse saltado varios controles policiales


F. J. BARROSO - Madrid - 15/06/2009


Un hombre de 38 años y nacionalidad española murió la pasada noche en Villamanta tras recibir un disparo de un guardia civil al que intentó atropellar durante una huida que había comenzado en Avila. El suceso ocurrió sobre las 23.00 de la pasada madrugada en Villamanta, cercana a Navalcarnero, donde el agente disparó al conductor de un vehículo que se había dado a la fuga en dos controles y que había sacado de la carretera a un coche de la Guardia Civil, hiriendo de gravedad a sus dos ocupantes.

El conductor huía desde la localidad abulense de Sotillo de la Adrada, cercana al límite con Madrid, en la que una dotación de la Guardia Civil le dio el alto y el conductor, en lugar de parar, intentó atropellar a los agentes y huyó.

Los agentes avisaron al resto de unidades de la zona que localizaron al huido en la carretera M-501. La patrulla trató de darle el alto a la altura de la localidad de Navas del Rey (Madrid) pero el fugado también los sacó de la carretera, hiriéndolos de gravedad.

Finalmente, en la misma carretera, otra patrulla consiguió inmovilizar el coche, momento en el que el fugado aprisionó a uno de los guardias civiles entre los dos automóviles. Cuando el compañero del agente observó el peligro que corría, disparó al hombre, que murió en el acto.

El huido, que tiene múltiples antecedentes, llevaba dos días en búsqueda y captura tras saltarse varios controles.


No voy a hacer un análisis detallado de cada uno de los enunciados del texto y de sus implicaturas; simplemente quería decir que, como "lingüista", advierto el siguiente mensaje detrás de la noticia: "se lo había buscado". Y es que todo parece justificar la actuación del guardia civil que (y esto es lo que hizo, realmente) se cargó a tiros a un chico de 38 años. Pero este hombre no fue asesinado por un guardia civil: "murió" (el titular dice "muere un hombre"); un "culpable" ("que huía de la guardia civil"). Fue asesinado... pero no se expresa así, sino "tras ser disparado". Queda mucho más fino.

Un guardia civil lo mató a tiros... pero él se lo había buscado: su asesino fue "un guardia civil al que intentó atropellar durante una huida que había comenzado en Avila": lo intentó atropellar, estaba huyendo y su fuga estaba siendo muy larga: había comenzado en Ávila y estaban ya en Villamanta. Más datos que justifican la culpabilidad del asesinado: "se había dado a la fuga en dos controles y que había sacado de la carretera a un coche de la Guardia Civil, hiriendo de gravedad a sus dos ocupantes." ¿Qué hay detrás de este enunciado, esto es, qué implicaturas se pueden advertir? Lo dicho, que se lo merecía, que era "el malo de la película" y que el guardia civil actuó como debía...

El autor de la noticia se posiciona con toda claridad a favor de los defensores del orden:

"una dotación de la Guardia Civil le dio el alto y el conductor, en lugar de parar, intentó atropellar a los agentes y huyó"; "pero el fugado también los sacó de la carretera, hiriéndolos de gravedad". Su defensa es muy sutil... pero no hay duda de que al periodista le indigna el comportamiento del fugado; realmente se estaba portando muy mal, se mereció lo que le pasó.

Ahora viene la justificación del acto del agente: obsérvese que se emplea una estructura causal, donde el miembro causa indica por qué hizo eso, la razón, el motivo; esto es, había una causa justificada para hacer lo que hizo: "Cuando el compañero del agente observó el peligro que corría, disparó al hombre, que murió en el acto." El guardia civil no lo mató: le "disparó" y el otro "murió en el acto". Que no es lo mismo.

Y por si quedaba alguna duda de que a este hombre lo mejor era apartarlo (radicalmente) de la sociedad: "El huido, que tiene múltiples antecedentes, llevaba dos días en búsqueda y captura tras saltarse varios controles."

Que sí, que nos han convencido a todos: qué bien hizo el guardia civil.

domingo, 14 de junio de 2009

La cortesía y Serrat

La cortesía lingüística es un tipo concreto de cortesía: el conjunto de estrategias utilizadas para evitar conflictos entre quienes participan en la conversación. Para introducirnos en el tema (y para distendernos un poco y, sobre todo, para escuchar a Serrat) aquí dejo esta canción (deliciosamente irónica), que nos da unas cuantas lecciones sobre cómo comportarnos en sociedad.

sábado, 13 de junio de 2009

No saben lo que dicen

La canción de Jarabe de Palo "Dicen" es una buena muestra de cómo muchas veces cuando una persona habla en realidad está hablando de lo que otros han hablado. Como explica Graciela Reyes al parafrasear la teoría de Ducrot:

Ducrot por su parte demuestra que el personaje construido en el acto de hablar se expresa valiéndose de otros personajes, otras voces (“teoría polifónica del enunciado”). El “yo” del discurso presenta a otro u otros a lo largo del discurso.
La polifonía del enunciado se manifiesta también en la creación de “enunciadores” por parte del locutor. El hablante da existencia a enunciadores cuyos puntos de vista y actitudes él organiza y concierta (opinión de un grupo, de una ideología, etc.) o no identificables (los puntos de vista de todos, los lugares comunes, etc.). Para hacer hablar a los “enunciadores” dentro del enunciado, el español cuenta entre otras cosas con el subjuntivo, que sirve para afirmar lo que ya ha afirmado otro.


Pues bien, en esta canción el yo hablante se dedica precisamente a hablar de lo que dicen otros, esto es, desacredita y ataca la opinión de otros enunciadores. De ahí que el título de la canción sea precisamente "dicen", verbo dicendi que alude al acto de enunciación de "otros", de una tercera persona del plural de referente inconcreto. El locutor se desmarca así de la opinión general, asumiendo el papel del que va "contracorriente", del que se rebela contra las convenciones impuestas por la sociedad.

Y es que "no saben lo que dicen..."

viernes, 12 de junio de 2009

Máximas, literatura, música y humor

Como afirma Graciela Reyes "Los juegos de palabras, la ironía, escribir poemas etc. son actividades que parecen desafiar las normas de cooperación lingüística. No se violan las máximas, sino que se burlan." Por eso creo que una forma simpática de ilustrar (y así también falicitar la memorización) de las máximas es aportar ejemplos divertidos o curiosos en los que estas no se respetan.

1. MÁXIMA DE CANTIDAD
Da la cantidad correcta de información:
i) Haz que tu contribución sea lo informativa que se requiere (para los propósitos de ese momento del intercambio).
ii) No hagas que tu contribución sea más informativa de lo requerido.

Se burla en "Instrucciones para subir una escalera" de Julio Cortázar, pues obviamente la información que se ofrece es excesiva para lo que se requiere. Nadie había pensado antes de Cortázar que subir una escalera necesitase tantas instrucciones.

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.


Y por si nos queda alguna duda de cómo se sube una escalera, este vídeo nos lo explica:





2. MÁXIMA DE CUALIDAD

Intenta hacer que tu contribución sea verdadera:
i) No digas lo que creas que es falso.
ii) No digas nada de lo que no tengas pruebas adecuadas.

Las metáforas son una violación clara de la máxima de cualidad, pues lo que se dice no es cierto, ya que se utiliza un término falso en lugar del real. Las metáforas más divertidas que se conocen son las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, definidas por el propio autor como metáfora + humor; algunas de ellas, en realiad, no son metáforas, sino observaciones ingeniosas de la realidad... que no dejan de ser falsas:

Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.

Los nudistas llevan en la mano un diario por si llega una visita.

Los tornillos son clavos peinados con la raya al medio.

El cometa es una estrella a la que se le ha deshecho el moño.

El murciélago vuela con la capa puesta.

La mosca se posa sobre lo escrito, lo lee y se va como despreciando lo que ha leído. ¡Es el más exigente crítico literario!

La jirafa es un caballo alargado por la curiosidad.

¿Y si las hormigas fuesen ya los marcianos establecidos en la tierra?

La morcilla es un chorizo lúgubre.

Conferencia: la más larga despedida que se conoce.



3. MÁXIMA DE RELACIÓN
Haz que tu contribución sea relevante

Un ejemplo muy claro de violación de esta máxima es el teatro del absurdo, representado por Beckett o Ionescu. Aquí vamos a fijarnos en algo más divertido, aunque igual de absurdo: la letra de muchas canciones infantiles. Como se observará en seguida, la información que se da carece de relevancia; basta imaginar lo que pasaría de uitilizarse los diálogos de estas canciones en una conversación cotidiana: ¿qué relevancia tiene "sentadita me quedé / en la silla del marqués" cuando inmediatamente antes se estaba diciendo "comeremos ensalada"?:

Pin pin pin,
zaramagatín,
vino la pollita
con su sabanita.
Sábana redonda,
¿de qué calleja?
Esconde la mano
detrás de la oreja



A la zapatilla por detrás,
tris-trás,
ni la ves ni la verás,
tris-trás.
Mirad p´arriba,
que caen judías.
Mirad p´abajo,
que caen garbanzos.
¡A estirar, a estirar,
que el demonio va a pasar!


El patio de mi casa
es particular,
cuando llueve se moja
como los demás.
Agáchate
y vuélvete a agachar,
que las agachaditas
no saben bailar.


Tengo una muñeca
vestida de azul
con su camisita
y su canesú.
La saqué a paseo,
se me constipó,
la tengo en la cama
con mucho dolor.
Esta mañanita
me dijo el doctor
que le dé jarabe
con un tenedor.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho
y ocho dieciséis;
y ocho veinticuatro
y ocho treinta y dos,
a mi mamaíta
me arrodillo yo.

El corro de la patata,
comeremos ensalada,
lo que comen los señores,
naranjitas y limones.
Arrupé, arrupé,
sentadita me quedé
en la silla del marqués.




4. MÁXIMA DE MODO

Sé claro:
i) Evita la oscuridad.
ii) Evita la ambigüedad.
iii) Sé breve (evita ser prolijo).
iv) Sé ordenado.

Para terminar, algo más serio: en retórica literaria existe un concepto que consiste precisamente en la violación de esta máxima, el llamado obscuritas; algunas figuras retóricas se asocian directamente a él, como el hipérbaton, que subvierte la submáxima "sé ordenado", o la synchysis, que supone una alteración extrema del orden mediante la combinación de anástrofes e hipérbatos. Una parte de la obra de don Juan Manuel "El conde Lucanor" está construida por entero con una sucesión de máximas basadas en la synchysis, de la cual constituye un ejemplo:

De mengua seso es muy grande por los ajenos grandes tener los yerros pequeños por los suyos(= muy grande mengua de seso es tener los yerros ajenos por grandes, los suyos por pequeños).

jueves, 11 de junio de 2009

La cortesía en tiempos de guerra










Hay que reconocer que el objeto de estudio elegido es bastante curioso y por tanto intentaré explicar por qué precisamente carteles de la guerra civil española. Primero, porque como muchos tengo cierto interés en ese triste episodio de nuestra historia; segundo, porque siempre que se habla de persuasión se alude al empleo de la indirección, lo subliminal, la sutilidad con la que se convence al destinatario para que haga lo que queremos. Así ocurre, por ejemplo, con buena parte de los anuncios publicitarios de hoy en día. Ahora bien, ¿qué ocurre si cambiamos drásticamente la situación, y en vez de en una sociedad de consumo y de bienestar como la nuestra nos situamos en tiempos de guerra? ¿Es necesario entonces recurrir a estrategias indirectas? Es más ¿es posible? ¿Resultaría adecuado? Incluso cuando se agrede la imagen negativa del receptor, esto es, la necesidad de cada persona de no ser molestada, de no ver invadido su territorio, ¿se utilizan estrategias de cortesía?
Todos estos carteles tienen algo en común que se observa enseguida: un mandato expresado de forma directa, esto es, un acto de habla directivo: “evacuar Madrid” (con un error de conjugación), “Aidez!!”, “Aidez l´Espagne”, “Ingresad en la Juventud Socialista Unificada”, “Salvad la producción”, “Alistaos en las milicias del P.O.U.M.”, “Atacad”. Se emplea la forma verbal correspondiente a los mandatos, esto es, el imperativo; con otras palabras, en estos carteles se ordena algo al receptor. No se dan opciones, se impone una determinada acción, lo que se enfrenta al principio de cortesía establecido por Lakoff. Se limita la libertad de acción del destinatario, una de las estrategias establecidas por Brown y Levinson correspondientes a la imagen negativa; ni siquiera se recurre a fórmulas como “por favor”, no hay palabras que mitiguen lo enunciado y se tutea receptor. Es más, en algunos casos la única inscripción del cartel es la orden, sin que se ofrezca una explicación de la misma; las excepciones son: “Que tu familia no viva el drama de la guerra [evacuar Madrid] es ayudar a la victoria final”, “[Aidez!!] La croux rouge espagnole, elle asiste aux blesses da guerre”, “[Ingresad en la Juventud Socialista Unificada] por el pan, trabajo y cultura”.
La imagen que acompaña a los textos en los carteles tiene un carácter dramático y/o agresivo y atacante (manos en alto, armas, uniformes bélicos); es decir, imagen y texto presentan el mismo tono. En algunos casos la imagen apunta directamente a quien observa el cartel, como en el de “Salvad la producción” (que recuerda ciertamente el cartel americano que pedía el alistamiento de hombres en el ejército); en el cartel “Atacad” se apela al destinatario con el vocativo “soldados de la república”. El mensaje es, pues, totalmente directo.
Se obvian por tanto todas las estrategias de cortesía negativa, de forma que estos carteles, fuera de contexto, pueden resultar (de hecho, lo son) agresivos y provocadores: fuera de contexto. Y es que no hay que olvidar que fueron pegados en los muros de las ciudades en guerra (u otras del exterior, pero interesadas de algún modo por lo que estaba ocurriendo en España) de los años 1936-1939. El mensaje está determinado por la situación en que se produce: sería absurdo que en estos carteles aparecieran inscripciones como “Nos gustaría contar con usted en la Juventud Socialista Unificada”, que seguiría estrategias de cortesía como la indireccionalidad, el empleo del condicional, etc., con las que no se impondría nada al oyente, sino que se le ofrecería una opción. Resultaría tan absurdo como que las imágenes de los carteles fueran de carácter alegre e infantil, no hirientes y conmovedoras como las que presentan los estudiados.
Lo que ocurre, por otra parte, es que la relación entre el emisor y el destinatario es claramente de solidaridad, esto es, no es jerárquica (el emisor no considera que está en una posición inferior al destinatario, como sucede por ejemplo entre una empresa y el cliente al que quiere vender su producto); ambos están viviendo la misma situación, la cual por motivos evidentes crea fuertes lazos de camaradería, de manera que en la fórmula ideada por Brown y Levinson para determinar la cortesía de los enunciados el factor “distancia social” es muy bajo: de ahí el tuteo, por ejemplo. De todas formas, el motivo fundamental de la forma de estos mensajes es la urgencia, la necesidad de que se cumpla lo que se pide, sin dejar opción al destinatario a actuar de otra manera.

Resumen de lectura (Escandell Vidal)

Escandell Vidal, Mª V. (1995): “Cortesía, fórmulas convencionales y estrategias indirectas”, Revista Española de Lingüística, 25, 31-66.

Los estudios sobre cortesía examinan los reflejos que las relaciones interpersonales dejan en la forma y en el uso de los enunciados.
Tradicionalmente la cortesía se había concebido como un conjunto de muestras de respeto o deferencia cuyo uso determina y exige la organización social de acuerdo con el estatuto relativo de los participantes en la interacción. En el nuevo enfoque, la cortesía se entiende como fruto de la necesidad humana de mantener el equilibro en las relaciones interpersonales y su manifestación externa sería el conjunto de “maniobras lingüísticas” de las que puede valerse un hablante para evitar o reducir al mínimo el conflicto con su interlocutor cuando los intereses de ambos no son coincidentes.
Los primeros estudios sobre cortesía compartían dos ideas básicas:
a) La voluntad de ser cortés explica el carácter indirecto de las ilocuciones.
b) La interpretación de un acto indirecto es resultado de una implicatura y se obtiene por inferencia.
Leech señala que lo indirecto tiende a ser más cortés por dos razones: porque incrementa el grado de opcionalidad y porque cuando más indirecta es una ilocución, menor y más tentativa tiende a ser su fuerza. A mayor recorrido inferencial, mayor grado de cortesía. Se defiende también que los mecanismos de cortesía son universales, pero en los últimos años se ha comprobado que existen enormes diferencias entre las culturas en lo que se refiere a los patrones de relación: en estos casos, es el conocimiento tanto de las fórmulas precisas como de sus condiciones de uso lo que permite una interacción sin malentendidos. Además, dos culturas distintas pueden atribuir diferente valoración y significado a una misma estrategia.
Los principios que determinan la interpretación de las expresiones indirectas que no dependen del contexto de emisión de emisión son específicos de cada cultura, pero los enunciados cuya interpretación depende de la situación extralingüística están sujetos a las leyes generales de inferencia, y no presentan variaciones significativas. Los primeros son actos de habla convencionales y los segundos no convencionales. Las formas indirectas convencionales constituyen fórmulas fijas, socialmente refrendadas. Cuando se selecciona la interpretación literal en lugar de la indirecta, el efecto es humorístico. Se ha comprobado que las estrategias de cortesía más frecuentes son convencionales, de forma que la cortesía deja de ser esencialmente individual y creativa para presentar de nuevo su vertiente social y formulaica.
Por otra parte, el artículo indica que uno de los aspectos más patentes de la cortesía social es el que se refiere a las formas de tratamiento: el hablante ensalza al otro y se humilla a sí mismo, para minimizar de este modo el riesgo de amenaza potencial a la imagen del interlocutor. Pero se ha estudiado que las fórmulas de tratamiento no se usan necesariamente de manera estratégica, sino como una forma de mostrara que se respetan las convenciones sociales y el lugar que a cada uno le corresponde en la sociedad.
La cortesía social se basa fundamentalmente en el respeto a las convenciones sociales: todas las sociedades tienen fórmulas para iniciar, mantener y concluir una conversación.
La cortesía social se enfrenta al tacto, que supone tener consideración hacia los demás: no ofenderles, no hacer cosas que puedan ofenderles, mostrar interés por sus asuntos y compartir sus cosas.
Otra diferencia entre culturas es que algunas favorecen la vertiente individual y negativa de la imagen (dan prioridad a los principios de no imposición y de distancia, como en la cultura anglosajona), y hay otras en las que prevalece la vertiente interpersonal y positiva (ser aceptado por los otros, énfasis en todo aquello que refuerza la interdependencia, como las culturas occidentales).
El comportarse cortésmente no es una cualidad natural sino aprendida. Hasta los seis años los niños no son capaces de producir enunciados indirectos convencionales, y hasta los diez años no actúan con tacto ni son modestos.
El artículo concluye preguntándose si, si en cada sociedad la comunicación parece estar regida por normas específicas, sigue siendo posible construir una teoría general de la cortesía. Responde que una hipótesis plausible es la de considerar que el funcionamiento de la cortesía es fruto de una capacidad adquirida culturalmente, pero esta capacidad no tiene la forma de un mecanismo especial que se ocupa exclusivamente de los comportamiento sociales sino de un conjunto específico de supuestos que interactúa con los mecanismos generales de inferencia. El funcionamiento de la cortesía depende de la capacidad cognoscitiva y utiliza mecanismos de inferencia universales; lo que varía de cultura a cultura es el conjunto particular de supuestos utilizados para derivar inferencias, entre los cuales están todas las convenciones sociales ligadas al uso de formas lingüísticas específicas.