sábado, 2 de mayo de 2009
Resumen de lectura "Conferencia de Austin"
Austin, J. L. (1962), Palabras y acciones, Buenos Aires, Paidós, 1971.
El autor comienza este interesante escrito aludiendo al error mantenido durante mucho tiempo por los lingüistas consistente en considerar todos los enunciados en términos de verdadero y falso. Reclama así la necesidad de diferenciar un tipo concreto de enunciados, a los que denomina “realizativos”. Estos se caracterizan por tener verbos en la primera persona del singular del presente del indicativo en voz activa; porque no “decriben” o “registran nada”, y no son verdaderos o falsos; porque el acto de expresar la oración es realizar una acción, o parte de ella. Ejemplos de este tipo de enunciados realizativos son “sí, juro”; “lego el reloj a mi hermano”, etc. Expresar la oración no es describir ni hacer aquello que se diría que hago al expresarme así, o enunciar que lo estoy haciendo: es hacerlo. Suelen ser expresiones contractuales (como “te apuesto”) o declaratorias (“declaro abierta la sesión”).
El autor se pregunta si entonces es posible afirmar “bautizar es decir unas pocas palabras”, a lo que responde que expresar las palabras es, por lo común, un episodio principal en la realización del acto (de bautizar o de lo que sea), pero dista de ser la única cosa necesaria para considerar que el acto se ha llevado a cabo. Es decir, siempre es necesario que se den las circunstancias en que las palabras que se expresan sean apropiadas.
Asimismo, se plantea si con la realización del juramento el individuo agente está de verdad jurando (recuerda la expresión clásica de Hipólito “mi lengua lo juró, pero no lo juró mi corazón”) y concluye que siempre “la palabra empeñada nos obliga”.
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