martes, 9 de junio de 2009

Resumen de lectura (Escandell Vidal)


Escandell Vidal, Mª. V. (1996), cap. 8 en Introducción a la pragmática, Barcelona, Ariel, pp. 135-154

En general, el hablante trata de actuar de alguna manera sobre su interlocutor. Hay muchos actos cuyo fin favorece no al hablante, sino al destinatario, como sugerir, invitar, etc. Por otra parte, la naturaleza de la relación entre los interlocutores también se refleja en el lenguaje.
La cortesía puede entenderse de dos maneras diferentes: como un conjunto de normas sociales, prohibiendo unas normas y favoreciendo otras. Depende de las sociedades.
Uno de los aspectos en que se aprecia mejor la interrelación entre cortesía y formas lingüísticas es el que se refiere a las formas de tratamiento o “deícticos sociales”: cada cual debe tratar al otro de acuerdo con las posiciones relativa que ambos ocupen dentro de la escala social.
Pero la cortesía se entiende también como un conjunto de estrategias conversacionales destinadas a evitar o mitigar dichos conflictos. Es por tanto una estrategia para poder mantener las buenas relaciones sociales.
Ya Grice hacía referencia a unas máximas, como “sea cortés”, que podían generar implicaturas no convencionales. A veces hay conflictos entre el principio de cooperación y la cortesía, por ejemplo, cuando conviene mitigar el efecto de una mala noticia, aunque se vaya en contra de todas las máximas. Un caso extremo son las peticiones de auxilio.
Las Reglas de cortesía de R. Lakoff son “sea claro” y “sea cortés”: la primera tiene como objetivo asegurar una transmisión eficaz de la información, y la segunda es un mecanismoq ue intenta reducir las tensiones creadas en la interacción. “Sea cortés” se divide en “no se imponga”, “ofrezca opciones” y “refuerce los lazos de camadería”
El principio de cortesía de Leech: existe una cortesía relativa, que depende decisivamente de las posiciones sociales de los interlocutores y una cortesía absoluta, que es una característica propia de algunos actos. Leech establece una clasificación de intenciones en 4 categorías: acciones que apoyan la cortesía (agradecer, felicitar), acciones indiferentes a la cortesía (afirmar, informar), acciones que entran en conflicto con la cortesía (preguntar, pedir, ordenar) y acciones dirigidas frontalmente contra el mantenimiento de la relación entre los interlocutores (amenazar, acusar). También distingue entre cortesía positiva y negativa: la negativa consiste en minimizar la descortesía de las ilocuciones descorteses y la positiva, en maximizar la cortesía de las corteses. El principio de cortesía de Leech se desglosa también en una serie de máximas: de tacto, de generosidad, de aprobación, de modestia, de acuerdo, de simpatía.
El modelo de Brown y Levinson es el intento más elabroad y mejor estructurado de explicar los motivos de la cortesía. Hay dos propiedades básicas para explicar el comportamiento comunicativo: racionalidad e imagen pública. De la necesidad de salvaguardar la imagen pública se derivan las estrategias de cortesía; tiene un lado negativo, el deseo de tener libertad de acción, de no sufrir imposiciones por parte de los demás, de dominar el propio territorio; la positiva es el deseo de ser apreciado por los demás, y de que otros compartan los mismos deseos. El nivel de cortesía depende de tres factores: el poder relativo, la distancia social y el grado de imposición. Cuanto más altos sean estos factores, mayor es el riesgo potencial que entraña una determinada acción que amenaza la imagen pública. Las posibilidades de estrategia son: abierta y directa, abierta e indirecta, con cortesía positiva; abierta e indirecta, con cortesía negativa; encubierta, evitar la acción que amenaza la imagen pública. Así, la estrategia vierta, directa y con cortesía positiva se basa en la expresión de aprecio hacia el destinatario y sus deseos, y en la similitud de estos deseos con los del emisor. Quiere ser una muestra de intimidad, familiaridad y amistad, y construye una plataforma común para la interacción: diminutivos cariñosos, chistes y bromas… En cambio, la estrategia abierta, indirecta y con cortesía negativa se basta en la expresión de que el acto realizado no pretende limitar la libertad de acción del destinatario: son las expresiones indirectas; estas estrategias se orientan a pedir excusas u ofrecer compensaciones por la posible limitación; y distanciarse de la responsabilidad de haber efectuado la petición. Las estrategias encubiertas están dirigidas a enmascarar o disimular la verdadera intención del hablante.

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